Huéscar y su territorio están enclavados en un espacio privilegiado, al amparo de la sierra de la Encantada y, como centinela de sus avatares históricos, la Sagra, conformando un paisaje de los más hermosos de España. Úskar, nombre íbero que usaron también los romanos, se mantuvo orgullosa y altanera hasta el Medievo, siendo fervientemente disputada por andalusíes y castellanos. Los Reyes Católicos pusieron fin a esta discordia, dejándola del lado castellano por siempre. La industria de la lana dio riqueza, progreso y esplendor, dotando a la ciudad de casas señoriales, así como un proyecto de catedral que se pondría en el Camino Espiritual del Sur.
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